martes, 10 de diciembre de 2013

Arsenio Iglesias: El Brujo de Arteixo

Cuando a día de hoy, uno echa un vistazo a los banquillos comprueba con horror como los entrenadores actuales, en su gran mayoría, parecen un elenco de actores o de ejecutivos. Pero no siempre ha sido así. Recuerdo con nostalgia a Arsenio vestido con su chubasquero del Depor, su pantalón de chándal y sus botas sentado en el banquillo de una forma muy lejana a los actuales moradores de los banquillos.  Parte del gran público, sobre todo los más jóvenes, le vieron como un personaje caído del cielo cuando el Depor se convirtió en un club famoso. Pocos saben sin embargo que marcó goles a Ramallets y a Iríbar, que jugó contra Di Stefano, Puskas y Kubala, que fue discípulo del legendario Helenio Herrera, que desde el banquillo urdió estratagemas para frenar el talento de Cruyff. Hurgar en la vida de una persona siempre tiene algo de indecoroso. La falta podría quedar perdonada si se lograse cumplir otro objetivo que resume una frase del propio Arsenio. "Nunca hemos de olvidar nuestros orígenes".
 Arteixo tan sólo está a 11 kilometros de la Coruña. Cuando Arsenio Iglesias Pardo nació el día de Nochebuena de 1930, no había ni luz eléctrica. "La brujería disminuyó en Galicia con las carreteras y la luz electrica" solía bromear Arsenio.

En la temporada 51-52 le llegó la oportunidad de debutar con el Deportivo. Debutó en Les corts ante el Barcelona, en un partido que los gallegos perdieron 6-1 anotando Arsenio el gol del honor del Depor. Arsenio no era un crack como jugador, pero sí  un muy buen jugador. Las derrotas le dolían como a nadie, sufría mucho con ellas. Era el típico chaval de pueblo, dócil y tímido que hablaba un gallego cerrado. La llegada del mago Helenio Herrera  fue un fogonazo breve e intenso. Arsenio sintió autentica devoción por el mago HH hasta el punto de seguir carteándose durante muchos años.

Arsenio vistió la zamarra blanquiazul entre los años 1951 y 1956 donde fue traspasado al Sevilla.En Sevilla estuvo dos años donde nunca se llegó a acostumbrar al calor. Sin embargo, se vio obligado a continuar en Andalucía concretamente en el Granada donde coincidir con Helenio Herrera de nuevo le ayudó a llevar mejor si estancia en la ciudad nazarí. En 1964 y con 33 años, Arsenio fichaba por el Oviedo  la que fue su última carta como futbolista.

Tras este breve resumen de su carrera futbolistica, centrémonos en analizar su etapa en los banquillos que es la que me parece más importante en este artículo.

"En el momento en que me retiré no tenía nada claro que iba a hacer  a partir de entonces. Me ofrecieron entrenar al Fabril el filial del Deportivo, pero acababa de decidirme. Al año siguiente me volvieron a  llamar para el Fabril y esta vez, acepté".
 Era el año 1967 cuando Arsenio se hacía cargo del Fabril. Además Arsenio fue nombrado ayudante del técnico de la primera plantilla "Cheché" Martín. Martín no logró evitar el descenso en 1970 a Segunda División. Su relevo fue el argentino Roque Olsen. En la Navidad de 1970, Olsen fue cesado y a pesar de las opiniones que aconsejaban al entonces presidente deportivista,Antonio González, a fichar a Fernando Daucik un experimentado entrenador checo, González se dejó llevar por su instinto. Hacia la galería, se dijo que Arsenio se hacía cargo del equipo de forma temporal, pero en privado a Arsenio le dijo que contaba con él para toda la temporada. El 2 de Enero recibía una llamada del club en la que le pidieron que acudiese al hotel de concentración. Más que alegría, sintió una abrumadora responsabilidad. El debut fue discreto empatando a dos ante el Racing de Ferrol. Durante las semanas siguientes no  logró enderezar la marcha del equipo y su posición se hizo débil, sobre todo tras perder 2-0 ante el modestisimo Moscardó.

Los frutos de su trabajo fueron sin embargo llegando poco a poco y el Deportivo se situó en los puestos de luchar por el ascenso. Pero el Depor caía en casa del Ferrol y su suerte quedaba colgando de un hilo. El encuentro que cerraba la liga enfrentaba en Riazor a los dos equipos que se jugaban la plaza: El Depor y el Rayo Vallecano. El Depor necesitaba ganar y al Rayo le valía empatar. Ese partido del 6 de junio de 1971, se repetiría, como una maldición a lo largo de la carrera de Arsenio en Coruña. O bruxo acudió a su cita con el destino, siempre en el mismo sitio y con la misma escenografía: Riazor a reventar, los pechos encogidos y una temporada jugandose en noventa minutos. La primera vez, la fortuna fue generosa con Arsenio. El Depor ganó 1-0, pero aquel partido regresaría una y otra vez a la vida de Arsenio, como queriéndose cobrar una deuda por haberle regalado la gloria en su estreno en la plaza. La  siguiente temporada, en Primera División logró romper la rutina del sube y baja, de equipo ascensor, y se mantuvo sin agobios tras vencer al Real Madrid en Riazor a falta de tres jornadas. A la temporada siguiente la situación del Depor fue aún más precaria tras el traspaso de Manolete al Valencia. Hasta la última jornada los gallegos se mantuvieron vivos, pero el drama final se escenificó en el Manzanares al perder por 3-0. Fue el primer y último descenso que viviría Arsenio con el Depor.
Arsenio pudo quedarse en La Coruña, pero se fue, quizás porque entendía el fútbol como una huida constante o quizás por fidelidad a Antonio González que dimitió al acabar la temporada y el técnico de Arteixo lo hizo con él. En 1974, el Deportivo bajaba a tercera en el mayor bochorno de su historia, un suceso que casi le hace desaparecer. Hasta que una década después el de Arteixo no volvió a pisar los vestuarios de Riazor, el Deportivo ni siquiera se asomó a la puerta de la la máxima categoría.

De la Coruña se fue a Alicante y allí se encontró con una soledad extrema, irremediable, que ni siquiera los éxitos deportivos logró mitigar. Del estadio al hotel y del hotel al estadio. No salía ni a tomar un café ni a dar un paseo por la playa. Se encerraba en su habitación a leer o consumir horas emborronando decenas de papeles con flechas y esquemas tácticos. Sus amigos le llamaban al hotel  y siempre encontraban la misma respuesta:
-Arsenio, ¿como estás, home?
-Como un can, soliño como un can.
Alejarse otra vez de Galicia fue más doloroso que nunca. Sus hijos estaban en edad escolar y no quería que ellos pagaran el trasiego de su vida. Por eso prefirió dejarlos en La Coruña con su madre.  Le acompaño Joanet como segundo entrenador. Del Hércules pasó al Zaragoza y de ahí a Burgos. En ese momento el Real Madrid estaba buscando entrenador tras el enésimo paso de Luis Molowny. El gerente del real Madrid, Fernandez Trigo soltó su nombre y encontró algunos apoyos. Sin embargo fue rechazado, porque la mayoría le veían como a un hombre de poco carisma para el Real Madrid. Ficharon a Boskov. Siguió con su vida errante en al Almería, donde no acabó la temporada por primera y única vez en su carrera. En 1981 firmó por el Elche que quería subir a primera. Con Arsenio llegó a encadenar dieciséis encuentros sin perder. Pero un extraño suceso derrumbó al equipo. Trobiani un argentino que era el mejor jugador del Elche, fue expulsado en un partido por insultar a un compañero. Después le llamó hijo de puta al arbitro y le cayeron ocho partidos.
Arsenio llevaba ya ocho años con la casa a cuestas, sin encontrar acomodo en ningún sitio. Era un hombre para plantillas modestas, momentos complicados, prisas pa subir a primera o por no bajar a segunda. Muy pocos pensaban en él para otro de objetivos. Pero en en ese mismo momento, había una en su tierra...






Volvió. Y regresó con al ánimo torcido. Se transmutó en el mismo equipo que en Junio del 71 le proporcionó el primer éxito de su carrera. Y sí, otra vez el Rayo Vallecano. El desafío se tomaba más sencillo, el Rayo no se jugaba nada y un simple empate era suficiente para al vía crucis de aquel año. Nada hacía pensar que el regreso de Arsenio iba a terminar en uno de los mayores dramas, no sólo de su carrera, sino de la historia del Deportivo. La semana anterior el Depor ganó en Sabadell 0-1, pero la victoria del Cadiz en el ultimo minuto en Mallorca hizo que Arsenio advirtiera señales ominosas en el horizonte y regresó apesadumbrado y con pocas ganas de hablar. Con todo los blanquiazules seguían teniendo el destino en sus manos. Un punto valía. Ante las taquillas del club, ancianos, amas de casa y soldados de uniforme formaban colas nunca vistas. Nadie quería perderse la fiesta. El mismo día del partido, la voz de Galicia titulaba "Ambiente de euforia en la ciudad ante el ascenso del Deportivo".. Poco antes de empezar el partido una persona del club fue a preguntar cuantas botellas de champán había que encargar. El entrenador lo echó de allí. " En medio de la euforia, siempre supe que era posible, que en la vida todo es posible y que podía ocurrir lo que al final ocurrió.".
El Rayo fue el peor rival posible, jugó tranquilo con la seguridad deportiva de estar salvado y a la vez con esa tensión que delata el interés económico. Al descanso cero a cero. Murmullos de inquietud. Minuto 46. Falta cerca del área del Depor. Lanza muy colocado el delantero vallecano Pozo. O-1. Sudores en la grada. Minuto 52. Los locales se muestran incapaces de reaccionar. En un contraataque, Benito hace el 0-2. La tragedia es un hecho. Minuto 84. El defensa local Ballesta reduce distancias. 1-2. Aún hay esperanza. La agonía se prolongó durante casi un cuarto de hora , con seis minutos de añadido. Un bombardeo sin tregua que no dio resultados. El empate no llegó y el drama fue indescriptible. Algún jugador necesitó asistencia médica para superar el disgusto.
Arsenio compareció ante los medios con ese indefinible estado de ánimo que siempre ha mostrado en la derrota, una mezcla de serenidad, abatimiento y resignación ante los caprichos de la vida.
"Esto es fútbol y en él siempre estás a expensas de la adversidad. Pero hay veces que uno siente ganas de arrojar la toalla y marcharse. Hoy es una de ellas. No se lo que va ocurrir después de esta debacle." 
Pero lo más sorprendente fue lo que vino después. En vez de huir despavorido, se quedó dos horas allí como paralizado con la única compañía de dos amigos, recreándose en la imagen del estadio vacío
.. Charlaron de Fútbol, reflexionaron sobre él, se consolaron mutuamente y acabaron tomándose una copa.
Aquel drama colectivo acentuó el complejo de "malditismo" de la afición coruñesa. En algún comentario de prensa ya se tachaba a Arsenio de contagiar al equipo su derrotismo. Parte del público asociaría su figura con dramas como el de ese día. Fue una cruz que unos pocos le colgaron y de la que jamás se pudo librar.
Hay derrotas cuyos efectos son tas devastadores que se prolongan durante años. Esa fue una de ellas. Ni afición ni equipo se recuperarían. Arsenio continuó dos campañas más sin evitar que el equipo volviese a la mediocridad. En ninguna de ellas pasó de media tabla. La tristeza había echado raíces en Riazor. En el cabello de Arsenio ya afloraban las canas y la gente le había puesto un nuevo apodo: el Zorro Plateado. Tenía 54 años, comenzaba a estar harto del fútbol y el Deportivo harto de él. Fue la primera vez que decidió irse.



-Arsenio, échanos una mano hombre...
Quién le tentaba esta vez era José María Caneda, presidente del Compostela. Al principio se resistió, pero el testarudo Caneda insistió e insistió. A Arsenio siempre le ha costado decir que no. Así apareció por Santa Isabel para el trabajo más humilde de su vida. Iba  a entrenar a un equipo de Tercera de escasa afición y menos historia. Hasta que todo se empezóa  complicar. Al año de su amrcha, el Depor había vuelto a dilapidar un ascenso cantado. Otra vez depresión. Era el año 88 y mientras Arsenio mataba el tiempo en Santiago. Se hundía en los últimos puestos de segunda y se iba a directo a segunda B. La directiva no daba con el remedio y decidieron agarrarse a lo más conocido. "Sólo Arsenio puede salvarnos". El trato con el Compostela fue insólito: el Deportivo pagó un traspaso como si fuese un jugador. A propósito de esta historia, Arsenio diría.
"A veces te buscan a ti no porque crean en tu trabajo, sino porque tienen necesidad de soluciones y la presión es tremenda, Yo mismo a veces me pongo determinada chaqueta para darme suerte. Sé que no es cierto, pero recurres a la chaqueta por recurrir a algo. Y eso puede ocurrir muchas veces cuando contratan a aquel o a este entrenador. No creían en mí, pero necesitaban traer a alguien que tuviese una trayectoria en el club." Arsenio no pudo evitar que se llegase a la última jornada con la moneda en el aire. Los coruñeses precisaban una carambola para evitar el descenso a Segunda B: que el Bilbao Athletic perdiese en jerez y ellos ganasen al Racing en Riazor. En Jerez los gaditanos pronto se adelantaron con dos goles en el marcador. pero en Riazor, el Depor se estrellaba contra el portero el Racing; Alba. Pero esta vez la fortuna sonrió y en el minuto 92el delantero Vicente ( un superviviente de la tragedia del Rayo), logró el gol salvador. Aquel gol fue celebrado como si un título fuera. Los que esa noche se emborracharon no sabían hasta que punto ese gol cambiaría la historia del Deportivo. Justo entonces acababan de fichar por el Fabril dos hermanos  de Ribeira que hacían maravillas. Aunque todos decían que el más talentoso era el pequeño; Fran. Pronto sería el neniño como nunca dejó de llamarle Arsenio. 
Mientras en un club sumido en deudas, un grupo de socios decidió llamar a la puerta  de Augusto Cesár Lendoiro. Aceptó la invitación. De lo precaria que era la situación en el club ene se momento nos habla Jose Ramón, hermano mayor de Fran.
-"Las camisetas y las botas estaban contadas. Apenas había ni toallas ni dinero para pagar gar autobuses que nos llevase al estadio , donde nos vestíamos, a los campos de entrenamiento. Después de cambiarnos, teníamos que ir en nuestros coches."
Lendoiro ratificó a Arsenio en el banquillo. Pasaría bastante tiempo antes de que chocasen de forma irremediable. El primer año de la era Lendoiro alimentó los sueños de la afición. En liga el equipo se clasificó en una comoda posición en mitad de la liga y en Copa llegaría   a Semifinales sin hacer mucho ruido. Su rival fue un primera, el Valladolid que le eliminó en la prorroga de la vuelta.
La temporada siguiente el equi`po jugó una promoción de ascenso contra el Tenerife. En la ida en las islas empate a cero. Pero en la vuelta en Riazor el Tenerife marca a los diez minutos y el Depor es incapaz de darle la vuelta al marcador. Esta vez la derrota sin embargo no supuso ningún drama. "No hay más cera que la que arde" diría Arsenio. No había equipo para más.







La temporada 90-91 fue la marcada por Lendoiro para el ascenso a Primera. Se hicieron ocho fichajes entre ellos Uralde o Villa ex del Sporting de Gijón. "Menos a Koeman me han traído todo lo que pedí", ironizó Arsenio. Pero el globo se hinchó tanto, que antes de empezar la liga la gente ya daba por hecho el retorno a la división de honor después de dieciocho años. Sin embargo la campaña se convertiría en una pesadilla para los jugadores y para el propio Arsenio que padeció algunos de los peores meses de su vida. Transcurridas unas jornadas, el equipo se estancó quedando lejos de la cabeza. Riazor se tranformó en una caldera de bajas pasiones con Arsenio como diana. "Se asciende cuando se puede, no cuando se quiere" predicaba en el desierto....

Jose Ramón señala que ante el furor desatado contra él, buscaba el apoyo de sus futbolistas sobre todo de los gallegos.
"Todos lo pasamos mal  aunque Arsenio especialmente. Por las noches, en los hoteles, venía  a la habitación de mi hermano y mía y se quedaba a charlar un rato. "Ay neniños, tenemos que sacar esto adelante como sea. ".
Cuando el Depor fue derrotado en Albacete se alejó cinco puntos de los manchegos y a ocho del líder, el Murcia. En el descanso de ese partido, exasperado por la pobre actuación del equipo, Arsenio sufrió un arrebato de ira en el vestuario y rompió la pizarra de un puñetazo. Al regresar a Galicia tomó una decisión que ocultó al público. Él mismo nos lo relata:
-"Volví tan decepcionado, con tan poca ilusión, que me fui a la sede del club a decirles que me iba. Les dije claramente que era lo mejor para todos. La directiva me pidió calma, que la situación no era tan mala como podía parecer. Ante esa respuesta, preferí posponer mi marcha hasta el final de la Liga."
El Deportivo volvió a coger la onda, mientras el Murcia dilapidaba su ventaja jornada a jornada. El Deportivo decidió hacer un esfuerzo y por cuatro perras se trajo de Belgrado a un líbero desconocido de nombre impronunciable que a pesar de su porte señorial, se ganaba la vida manejando maquinas excavadoras. Se llamaba Miroslav Djukic. ¿Cual era el partido final de aquella liga?. De`portivo- Murcia, por supuesto.
Riazor, 9 de Junio de 1991. Lo de siempre; preparativos de fiesta, excursiones de peñas de toda Galicia, la gente fumando a apares de los nervios y el maldito fantasma en la mente de todos.
Minuto 2: El diablo hace de las suyas y se incendia el techo de la grada de preferencia y tras unos momentos de confusión, la gente huye `para refugiarse en el terreno de juego. El partido se supende 45 minutos. El suceso dispara la tensión entre los jugadores. Cuando se reanuda el partido, el Deportivo es un flan, el Murcia domina y dispone de varias ocasiones, remate al palo incluido.

Minuto 54: Stojanovic hace el 1-0 para el DEPOR. Estruendo total
Minuto 75: El Murcia se lanza a una ofensiva desesperada. El depor trata de sorprender a la contra. En una de ellas, de nuevo Stojanovic hace el 2-0. Punto y final a dieciocho años de historia. El público encuentra una explicación convincente: el incendio rompió el "meigallo". Al término del encuentro, los jovenes de la peña Riazor Blues le pasearon a hombros entre una marea humana. Le emocionó el homenaje de la muchachada, pero al rato se retiró taciturno a casa. Cuando compareció en la sala de prensa, ni su rostro ni sus palabras fueron las de un hombre feliz y cuyo nombre formaba parte de la historia del club para siempre. Esperaba con ansiedad desde hacía semanas el final de la liga para hacer público su anuncio.
"Me retiro. Estoy cansado. Es una decisión largamente meditada que no dependía del resultado de hoy. Sólo puedo decir que hace tres años fueron a buscarme  a Santiago. En la primera temporada nos salvamos y alcanzamos las semifinales de copa del rey, la segunda jugamos la promoción y en la tercera el ascenso. Lo demás es pura palabrería."
-¿Tanto le han afectado las criticas? preguntaban los periodistas.
-La presión ha sido tremenda. Ha sido un año durísimo. La Coruña quería el equipo en Primera en el mes de Septiembre.
-¿Le parece injusto que le tilden de perdedor?
-Ya no merece la pena meterse en ese asunto. Estoy cansado. Ya no tengo ganas ni tiempo de andar desmintiendo esto o aquello. De nada sirve luchar contra esas cosas.
Y dicho esto, abandonó la fiesta.


Su sustituto fue el vasco Boronat un hombre serio al que le entregaron un equipo bastante limitado, sin extranjeros de renombre y cuyas incorporaciones fueron Lopez Rekarte de la Real Sociedad y el delantero Claudio, procedente del Mallorca. El equipo transitó por la zona baja, lo que seguramente le correspondía.. En Coruña, Boronat tenía escaso carisma y por razones desconocidas parecía no profesar mucho cariño por los entandartes de la plantilla, Fran y José Ramón. Los que no mucho tiempo atrás echaban pestes del Brujo de Arteixo, ahora habían inventado el mote de Burronat.
Ante la sucesión de derrotas, ¿de quién se acordó la gente?. Del de siempre. "Esto é cousa para o vello". Empezó tímidamente, pero a cada batacazo de Boronat, buena parte del público clamaba: "Arsenio, Arsenio". El viejo no quería saber nada. Muchos recomendaban a Lendoiro un cambio de entrenador. Arsenio no estaba entre ellos. Más bien le aconsejó que mantuviese a Boronat " un hombre trabajador". Sin embargo, Lendoiro estaba decidido a tomar medidas. En Abril, diez meses después de su huida, Arsenio regresaba. No podía negarse. Arsenio explicaría que su trabajo se había centrado  en desdramatizar la situación del equipo a ojos de los jugadores, aunque para sus adentros sabía que esta era dramática. Sobre todo, cuando el equipo se vio abocado a una promoción a vida o muerte ante el Betis.
En la ida en Riazor el equipo gana por 2-1. Pocas veces sufrió tanto Arsenio en un campo de fútbol como en la vuelta en Sevilla. El partido no fue televisado y la Coruña entera se pegó al transistor. El partido parecía que nunca terminaría, pero terminó con empate a cero. José Ramón nos relata como lo vivió Arsenio.
-"Lloró muchísimo, parecía que se iba a  morir allí mismo. Es difícil explicar lo que había sufrido. Al final al primero que se encontró fue a mí y me repetía: Gracias neniño, gracias....."




"Era increíble. Salíamos al campo y casi sin darnos cuenta, empezamos a construir un juego tan fluido, tan fácil que parecía que el fútbol fuese lo más sencillo del mundo.Disfrutamos mucho ese año." Nunca pensó Mauro Silva que el oscuro equipo español por el que se había aventurado a fichar  iba a proporcionarle tanto placer. Por donde pasaba arrasaba y trasmitía felicidad. El fútbol brotaba con naturalidad desconcertante. A ojos de Mauro Silva, Arsenio, castigado por tantos años en equipos de pico y pala, también parecía gozar como nunca.
-"Yo percibía en él a un hombre que tenía toda una trayectoria detrás y había sufrido muchísimo en el fútbol. Creo que ese año disfrutó como nunca".

Una locura o un cuento de hadas. El fútbol se había convertido en la razón de ser de la ciudad. Por toda España no se hablaba de otra cosa que del SuperDepor. La bomba se preparó en el verano. Lendoiro entró a saco en el mercado de fichajes.. Tuvo la habilidad de hacerse con descartes de otros equipos, como Aldana y Nando del Real Madrid  y la audacia de traerse dos brasileños  de lujo, dos astros, cada uno en su posición en  el terreno de juego: Mauro Silva y Bebeto. Antes de empezar, Arsenio sabía que tenía un buen equipo. Los primeros partidos se saldaron con goleadas y filigranas. la gente estaba a punto de perder el juicio y más aún cuando cayeron en Riazor el Real Madrid por 3-2 remontando un 0-2 , y el Barca de Cruyff por 1-0.
 Al lado de hombres como estos , Fran empezó a madurar y a exhibir su inmensa clase. Los brasileños eran oro. Bebeto le hacía goles a todo dios y Mauro Silva, el más desconocido en España, resultó un atleta de triatlón que bailaba samba. Mauro afirma que una de las claves de su éxito fue el trabajo de Arsenio que les hablaba gallego y les mimaba.
-"En mi vida había conocido un entrenador igual.Nos dio un trato humano que no podíamos imaginar. Hasta diría que a Bebeto y a mí nos dio demasiado cariño. Para nosotros fue como un padre.". Los demás jugadores nacionales que procedían de otros equipos se quedaron atónitos con las costumbres de Arsenio que rompía todos los moldes. Su equipo era líder de la liga y el rechazaba  botas de fútbol de los mejores fabricantes para seguir usando en los entrenamientos un modelo que parecía de la época de Zamora. En el vestuario desconcertaba con sus bromas e ironías y hasta era capaz de hacer imitaciones  de los jugadores que acababan estallados de la risa. 
El equipo vivía una nube, pero a Arsenio le preocupaba la enorme expectación que el equipo levantaba entre la prensa. El mensaje era contener la euforia. Habla Mauro Silva.
"Yo que venía de un país donde se vive el fútbol con tanta pasión, me sorprendió el calor humano que viví aquí, Pero Arsenio nos repetía que no nos dejásemos llevar por los sentimientos de la gente de la calle. Recordaba su experiencia de muchos años para advertirnos que estas cosas podían salir mal. Nos demandaba seriedad y cordura."
Cuando el Depor acabó líder la primera vuelta, Madrid y Barcelona entendieron que para ganar la liga deberían pasar por encima de su cadáver.
La segunda vuelta devolvió al equipo a la realidad. Perdió 2-1 en Chamartín y la semana siguiente cedió un empate en Riazor ante el Tenerife. Eso provocó de nuevo la ira de Arsenio. "Tanto super depor y tanta mierda" gritó  cuando entraba al vestuario fuera de sí. Si algo le sacaba de quicio  era que su equipo gastaba aires de superioridad , que se evadiese de los partidos dandolos por ganados; que el público ayudase a ello olvidando muy rápido que "hace poco jugabamos contra el Palamós, el Éibar o el Avilés." La semana siguiente el Depor perdía 3-0 en Barcelona y enterraba sus opciones de título.

La temporada siguiente, el equipo se reforzó con la llegada de Donato y Alfredo del Atletico de Madrid, de Voro del Valencia y de Manjarín del Sporting. El inicio de la liga trajo una goleada en Riazor al Real Madrid por 4-0 sobre el equipo de Floro. Al ver a su rival humillado, Arsenio le tendió la mano: "Sé muy bien lo que debe de estar pasando Floro en estos momentos y por eso mismo le deseo mucha suerte". La ventaja del Depor al frente de la liga se iba ensanchando a cada jornada. Cuando el Barcelona cayó por 6-3 en la Romareda ante el Zaragoza, la ventaja era ya de seis puntos. 
Mauro Silva: "Faltaban quince jornadas para el final y la gente te decía por la calle que el título ya era nuestro. Arsenio se enfadaba mucho con esas cosas.". Nuevamente en la segunda vuelta el conjunto gallego demostró su falta de aplomo en los escenarios grandes y cayó en el Bernabeú por 2-0 y en Barcelona por 3-0.
Gallegos y catalanes llegaron en un `pañuelo a dos jornadas del final. El Barcelona tenía que ganar en Chamartín, y lo hizo con un gol de Amor. Para Arsenio fue una puñalada. Las cuentas no salían. Al día siguiente los goles de Donato y Manjarín hicieron que los miles de aficionados coruñeses saltaran al césped de Las Gaunas al grito de campeones, campeones.... Sólo restaba ganar al Valencia en Riazor.
Blindaje mental,  esa fue la consigna de "O bruxo". Descolgar el teléfono, nada de entrevistas.  Y en en este punto donde debo hacer un inciso ya que el hincha de fútbol, por lo general igual que tiende a recordar de memoria las alineaciones historicas de las gestas de su equipo, es propenso a olvidarse de los grandes fracasos. De otro no se puede entender lo que sucedió aquellos días en Coruña. La gente debería de haber aprendido algo de lo sucedido en 1983. Pero no fue así. La mayoría se comportó como el tipo aquel del champán de 1983. Pastelerías había tartas que rezaban: R.C.DEPORTIVO de la Coruña campeón de liga 1993-1994. En los bares, botellas de vino; en los todo a cien chapas y banderas. Como si la liga se decidiera por plebiscito popular.
El sábado 14 de Mayo amaneció grisáceo e inquieto. Encerrado en el hotel, Arsenio pasó el día fatal. Era consciente de que el fútbol se alimenta del capricho del azar. Un pie mal colocado, una carrera mal medida, un error del arbitro y todo ese torrente de ilusión se desvanecería. él lo había vivido tantas veces.....

Esta vez el drama se iba a escenificar de la forma más cruel posible. Arsenio restando quince minutos y con 0-0 en el marcador, sustituyó a Donato el especialista en los penaltis por Alfredo para darle velocidad al juego. Cuando Lopez Nieto señalo el punto de penalti, no pocos intuyeron el drama. Bebeto marcaba goles en todas las posiciones pero no era un especialista desde los once de metros y se quitó de en medio. Djukic, el hombre mas frío tomó la decisión por sí mismo. No cayó en la cuenta de la responsabilidad que había asumido hasta que encaró el balón y suspiró en ese gesto repetido hasta la saciedad por las televisiones. Arsenio, como siempre de pie junto al banquillo, miró al cielo y se echó las manos a la cabeza. Los jugadores estaban destrozados, sobre todo Djukic y Bebeto, periodistas locales insultaron y amenazaron al futbolista del Valencia Fernando. Jugadores del Valencia tuvieron problemas con pequeños grupos de aficionados . ¿Y Arsenio?, josé Ramón se quedó asombrado...
-" Yo lloré, no me importa reconocerlo. Pero el "míster....reaccionó con una frialdad alucinante. No me lo podía creer. Era, de lejos, el más sereno de todos."

Arsenio explicaría después a los periodistas que sus lagrima sya las había derramado en el hotel. Aunque a punto estuvo de llorar de nuevo, cuando le despidieron con una ovación los informadores. No hubo preguntas. Y él apenas dijo:
-" Era una oportunidad que se tiene una vez en la vida. Yo sabía que esto podía ocurrir porque desgraciadamente ya me ha pasado otras veces. Lo siento, por esos niñós, por esos abuelos,  esas gentes que me encontraba a diario y que tenían tanta ilusión. Supongo que era el destino que estaba escrito así.". Arsenio compartió esos momentos con Ballesta, su amigo.
-"Creo que sintió lo mismo que yo, un vacío tremendo. Aunque mantuviese la serenidad, estaba totalmente destrozado. Al salir del estadio, decidimos ir a dar una vuelta en coche por la ciudad a despejarnos. El peor trago fue ir a la cena que había preparado el club. Yo aún comí algo, pero él ni probó bocado.. En cuanto alguien dijo, "Hala depor2  se sintió mal y se fue. Practicamente desapareció. Algunos jugadores ni repararon su ausencia hasta los postres y los discuros. Sin haber cenado, se tomó un cuba libre en la barra, charló con Lendoiro y se fue discretamente. Cuatro días después con voz apesadumbrada contestaba al teléfono.
-¿Qué tal míster?
-Estoy jodido, pero hay que seguir adelante.



La temporada siguiente no fue nada fácil. Fran, "o neno" se soltó la lengua en el larguero tras haber empatado a cero con el Madrid en Riazor y dijo en el Larguero: "Jugando así, nunca seremos campeones, somos un equipo demasiado defensivo." Pocas horas después el zurdo gallego iba aún más lejos y decía que quería un Deportivo a imagen y semejanza del Madrid de Valdano. Arsenio no se sentía cuestionado sólo por la estrella del equipo, sino que sabía de los comentarios públicos de ciertos dirigentes del club. Corría el rumor de que el club le había tirado los trastos a Toshack. En Sevilla tras otro empate a ceros ante el Betis, arreciaron las criticas. José Ramón que llevaba varias semanas sin ser titular dijo sentirse "humillado" por Arsenio.
-José Ramón: "Tal vez me equivoqué, pero me dolió que no me diese explicaciones. Llevábamos muchos años juntos y siempre le tuve un gran respeto."
La semana siguiente nuevamente su hermana declaraba en "El Mundo": "Jugando con cinco defensas jamás seremos campeones." Fran siguió dandole cuerda a los periodistas y criticando el sistema de juego abiertamente. De nuevo la eterna cuestión, el debate que ha perseguido a Arsenio buena parte de su vida. ¿Fue Arsenio un entrenador tan defensivo?. Personalmente diré que recuerdo partidos del Depor de aquellos años donde el equipo creaba ocho ocasiones de gol  y aún así la gente se volvía contra Arsenio y le llamaban conservador. Después de las experiencias de otros años, no estaba dispuesto ser el blanco de nuevo. "Si soy un estorbo, me voy", concluyó Arsenio.
Durante un entrenamiento Mauro Silva le vio tan disgustado que durante un buen rato estuvo pensando en acercarse a él para consolarle, pero encontró las palabras adecuadas. Se marchó rápidamente, sin decir palabra , mientra su segundo, Ballesta, les decía a los jugadores, "se va al club a dimitir". Nadie se lo creía. José Ramón al abandonar el vestuario se vio enredado por una maraña de cámaras. Cuando se lo explicaron, se sintió abrumado. Al llegar a casa, meditó un rato y se fue  a la sede del club.
Como cuatro años antes, Arsenio se presentó ante Lendoiro con el que no havblaba desde hacía meses. La charla duró apenas unos minutos. El presidente quiso ser cauteloso para no empeorar las cosas. Entre Lendoiro y una larga charla con José Ramón para aclarar diferencias, decidió quedarse hasta terminar el año. A partir de ese momento, en el vestuario, se volvió un hombre taciturno y triste. Mauro Silva sufría al verle así.
-"Nunca fue el mismo. Parecía que había pasado mucho tiempo desde los días felices que habíamos vivido juntos. Era una persona herida. Y las heridas, aunque cicatrice siempre dejan huella. Para mí fue muy doloroso. No puedo olvidar como se portó con Bebeto y conmigo desde nuestra llegada."
Lendoiro frenó su marcha, pero le tomó la palabra. Un mes después la prensa destapaba el sustituto; Toshack. "Hasta final de temporada yo no existo" diría el galés. Arsenio nunca se quejó, pero era notorio que le molestaba la presencia del galés en el estadio todos los domingos. Lo curioso es que mantenían buenas relaciones cordiales. Pero desde que aterrizó en Galicia el galés, no volvieron a  cruzarse palabra. por si fuera poco Marca publicaba que la plantilla estaba hasta el gorro de Arsenio. Hubo una reunión entre ellos y Arsenio.
-Nosotros estaremos con usted hasta el final- le dijeron los jugadores.
-Gracias por vuestro apoyo, Intentaremos que esto vuelva a funcionar, asintió el técnico.
 Y el fútbol fue justo en el último partido de Arsenio con el Depor, el del famoso aguacero en la Final de la Copa del Rey ante el Valencia,  que obligó a suspender el partido y aplazar el tiempo que restaba a dos días después. Ese día, Alfredo marcó al minuto de juego. Arsenio fue paseado a hombros. Cuando subió al palco, el rey le detuvo expresamente para charlar con él. En la rueda de prensa un periodista le dijo: "Se va usted por la puerta grande". Arsenio contestó con un arranque de orgullo impropio de él: "Aunque hubiésemos perdido me iría por la puerta grande."



Esa noche se volvió a encontrar con Lendoiro en la cena por el título. hasta cortaron juntos la tarta en el acto protocolario. La Coruña no durmió en toda esa noche.
Al día siguiente, cuando el equipo llevó la copa al estadio para ofrecérsela al público, treinta mil almas aclamaron a Arsenio, que se intensificaron durante el discurso de Lendoiro obligandole  a callar. El presidente intentó improvisar una reacción y se comprometió a ofrecerle otro puesto en el club. Por primera vez en su vida, Lendoiro fue silbado en Riazor. La tensión se apoderó de la escena, cuando Arsenio rechazó su turno para hablar, seguramente ahorrándose una mala contestación. Levantó los brazos, saludó a la gente y tomó el camino de salida. Quedaba claro que el discurso de Lendoiro le había parecido una afrenta. Moncho Viña, jefe de deportes de RNE se pegó a él.
-Arsenio, dile algo a la gente.
-Si no tengo nada que decir.
-Despídete de ellos.
-Ya me estoy despidiendo.
-Pero diles algo, hombre
-¡Moncho, vai rasca los guevos.....

Esa misma tarde se despediría desde el balcón, conteniendo las lágrimas mientras miles de personas le aclamaban. pro ya no fue a ninguna cena, ni a ningún acto formal del club. El estadio lo abandonó casi a la carrera , como siempre había hecho, huir en medio del éxito, esconderse cuando llegan los fastos de la victoria. Tras dejar el césped, enfiló a toda prisa las escaleras del vestuario. Sólo una cámara de televisión pudo seguirle. Subió al autobús, cogió su bolsa deportes y se fue por donde había venido. Un título lo había cambiado todo......

El tiempo todo lo corrompe. Y especialmente en el fútbol, donde el sentimiento más arraigado dura quince minutos. Arsenio estuvo un cuarto de siglo desfilando por el banquillo de Riazor. Para algunos , era un reducto del pasado, de esa e´poca de hambre, miseria e infortunios. Un hombre fuera de su época. Lo mejor era deshacerse de él.

Sin embargo, después del divorcio Lendoiro-Arsenio fue la juventud quién enarboló la bandera del "arsenismo". La energía juvenil que brotaba en Riazor se encendían para revindicar la figura del "viejo".  Hasta el final de liga, los Riazor Blues entonaban una canción, que medio estadio aplaudía y medio aparentaba indiferencia.
"Hay un hombre en Riazor, al que todos tratan como un cabrón. Nadie quiere recordar que él fue quién nos ascendió, nos salvó en la promoción y a la uefa nos llevó. Tribuna: menos protestar y al equipo animar. Arsenio quédate, Arsenio quédate, Arsenio que-da-te.".decía la letra.
El flechazo entre los más jóvenes y el "viejo"se produjo en el 91 tras el penúltimo partido jugado en Valencia. AL técnico le emocionó ver a unos muchachos que se cruzaban el país para animar al equipo, un gesto para él más heroico si se comparaba con la tradicional frialdad coruñesa. Arsenio se acercó a ellos para interesarse por su estado y el viaje que se habían dado. Los chavales jamás olvidaron el detalle. "
"Esos descamisados que duermen en las cunetas para venir a apoyarnos aquí, esos "neniños" se lo merecen todo". En el verano del 94 celebraron una fiesta en su honor. Entre los más jóvenes, Arsenio no se sentía especialmente incomodo. "A mí los homenajes no me gustan nada, pero vine porque me lo pedisteis los nenos y no me podía negar." Cuando se acercaba su jubilación, los Riazor Blues hicieron una colecta para comprarle una placa que le entregaron en su ultimo partido en Riazor. Ese fue su único acto de homenaje, Al acabar el partido miles de muchachos se quedaron en las gradas para decirle adiós. El resto del estadio estaba vacío..
Tiempo después fracasó en el real Madrid en una última experiencia como entrenador. Demasiados egos en ese vestuario. 

Ha salido un reportaje amplio y muy extenso. Espero no haberos aburrido y que os haya gustado. Para quién escribe esto, Arsenio siempre fue un ideal de buena persona. No hay que valorar su actitud en las victorias, esa forma de ir contracorriente y decir con dos cojones que no le gustan los que ganan. Sus problemas en Coruña, siempre fueron con la gente de tribuna, aficionados fríos y distantes, especializados en quemar entrenadores. Pijos que jamás podrán entender que los que de verdad sienten el fútbol son los aficionados de detrás de las porterías, los muchachos y no ellos por mucho que paguen tres veces más por una entrada.
El paso del tiempo nos confirmó lo que se creía en su día. Que en Galicia es casi un mito popular, supongo que porque se sienten representados por su carácter y su particular modo de ver la vida más allá del fútbol. Y eso a pesar, de que haya tenido siempre un irreductible núcleo de detractores que jamás cesaron en su animadversión contra él, incluso en los días más felices.



"Nunca hemos de olvidar nuestros orígenes".

Arsenio Iglesias

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