sábado, 7 de diciembre de 2013

Una de "Gazza"

Paul John Gascoigne fue un jugador excepcional, de esos que rara vez da el fútbol inglés. En el Newcastle despuntó como un genio precoz, pronto saltó al Tottenham y a la selección, en la que se convirtió poco menos que en un ídolo nacional. Mostraba un elegante regate, perfecta visión para el pase, precisión de cirujano y buena llegada al gol. Era un genio del fútbol. Una lesión de rodilla, aún con veinticuatro años, le paro una temporada entera.
Cuando se repuso se  marchó al lazio de donde tras tres años rebotó al Glasgow Rangers. Luego tuvo una larga decadencia en el Middlesborough, el Everton y el Burnley, con un fugaz paso por China. Su afición al alcohol fue legendaria y tuvo mucho que ver con su acelerada decadencia.

Sin embargo, nunca llamó tanto la atención como el día en que, tras terminar un entrenamiento con el Middlesbororugh , en el campo de Hurwoth, avisó a sus compañeros de que iba a una casa de apuestas, salió de las instalaciones, cogió el autobús del equipo, que estaba vacío y con las llaves puestas. Recorrió unos trescientos metros antes de estrellarlo contra un gran poste de hormigón, junto a una parada de autobús. Según los testigos se tomó el hecho con humor. Asomó la cabeza  por la ventana y gritó: "¿Alguien para Arlington?". Luego se bajó y se fue andando. Tras él en una moto venía el conductor del bu, un prodigio que curiosidades de la vida, se estrenaba ese día. Los destrozos costaron 25 millones de pesetas.



Dos días después Gazza fue recogido en un pub de Dubín,  tras haberse bebido dieciseis vodkas con Red Bull. A los tres días aparece borracho en la estación de Stevenage, tras lo que ingresa en una clínica de desintoxicación durante dos semanas. A su regreso convoca una conferencia de prensa en la que se manifiesta decidido a corregirse. Bryan Robson, manager del club, que se había enfurecido cuando estrelló el bus, reclamó el apoyo de todos para Gascoigne y se mostró dispuesto a volver  a alinearle.




Pero todo fue inútil. Años después, Gascoigne confesaba en una entrevista: "Seré alcohólico toda mi vida. Es una enfermedad."

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